Blog escrito desde Alicante

Todos escuchamos las noticias aquel 20 de octubre de 1982.

Los más afortunados, como yo (tenía 9 años y vivía en el barrio de Babel, a escasos 5 minutos del barranco), pudimos también verlo y sentirlo en nuestras propias carnes.

Fue uno de los puntos más dramáticos de la provincia de Alicante: el Barranco de las Ovejas.

Horas más tarde de concluir la tormenta, la venida de agua seguía creciendo y arrastrando todo lo que encontraba a su paso.

Yo visité la zona al día siguiente, aún con el cielo encapotado y una ligera llovizna en el ambiente. El rugido del agua era atronador. Un hedor a humedad y barro inundaba el ambiente. Mi padre y yo recordamos como si fuera ayer cómo el antiguo puente que unía Babel con San Gabriel había desaparecido... pero no desaparecido bajo las toneladas de agua; sino que había sido arrancado de cuajo y enviado sus restos hacia el mar.

Allí los escombros del puente chocaron contra la Avenida de Elche y se produjo el efecto "cuello de botella": la riada de agua bajaba por el barranco en dirección al mar pero no llegaba a desalojarse porque chocaba contra el improvisado muro de piedras del puente. (foto superior)

Por consiguiente, el caudal del barranco subió tan rápido y de tal manera que inundó en minutos todo San Gabriel y alrededores.

El barrio se quedó incomunicado, aislado, sumido en un manto de agua y oscuridad cuyos efectos duraron varios meses.

En la foto de la derecha, vemos el Barranco de las Ovejas a la altura de la Ctra. de Ocaña, justo enfrente de la Coca-Cola. Lo que hoy es un cauce seco y ruinoso, entonces era un río inmenso de escombros y lodo. Por ahí descendía todo lo que el agua arrastraba desde el interior de la provincia: coches, motos, basura, hierros...

Mucha gente recuerda aquellos días con un dolor especial; el dolor que se siente cuando tu ansiada y necesitada agua llega con la furia de destrozar vidas humanas, materiales y toda la agricultura.