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ANTONIO JOSÉ CAVANILLES

Hoy en día casi nadie sabe de él. Tal vez conoce algún Instituo o Colegio que lleva su nombre, pero poco más. Sin embargo... ¿qué motivo lleva a una administración local a poner su nombre en varios centros docentes de nuestra provincia? Muchos. Cavanilles fue un genio en su época. Y GENIO en mayúsculas, ya que estudió nuestras montañas, animales, plantas, pueblos y gentes de una forma que nadie lo ha vuelto a hacer. Para colmo, se recorrió nuestras tierras en una época en la que los avances en transportes eran practicamente nulos. Antonio José Cavanilles y Palop (nacido en Valencia el 16 de enero de 1745 y fallecido en Madrid el 5 de mayo de 1804) fue botánico, naturalista y geólogo. Se ordenó sacerdote en Oviedo en 1772. Entregado a la docencia, marchó a París en 1777 para estudiar botánica con Antoine Laurent de Jussieu. Impregnado de enciclopedismo, fue de los primeros en utilizar los nuevos procedimientos taxonómicos de Carlos Linneo, a pesar del ambiente oscurantista en el que debió trabajar. Recorrió toda la Península Ibérica clasificando e inventariando la flora autóctona, y en el curso de tales investigaciones descubrió nuevas especies y elaboró un tratado en seis volúmenes Icones et descriptiones plantarum quae aut sponte in Hispaniae crescunt, aut in hortis hospitantur (1791-1804); también investigó la flora sudamericana y compuso un Glosario de botánica en cuatro lenguas (1795-1798). Fundó y redactó la revista científica Anales de Historia Natural, que salió a la calle por vez primera en octubre de 1799. Cavanilles fue su más fecundo redactor, con 48 artículos.
Cavanilles es el principal precursor nacional de las teorías modernas sobre el ordenado aprovechamiento de los recursos naturales y el desarrollo sostenible. Se dio cuenta, en su viaje por el reino de Valencia, que el cultivo del arroz quitaba el agua que necesitaba el cultivo intensivo de otros productos más necesarios. "El arroz siempre sediento, admite y malgasta caudales preciosos, que distribuidos de otro modo multiplicarían los productos".
Por otro lado, demostró con estadísticas de mortalidad que el cultivo del arroz perjudicaba gravemente a la salud. En el término de Almenara señaló que con el aumento de los arrozales casi todos los vecinos enfermaron y aumentó la mortalidad en el año que se cultivó, por lo que se decretó la prohibición de plantarlo y cesó la epidemia. Sus trabajos abarcan todas las disciplinas técnicas y científicas de la época: botánica, la agronomía, la geología, la hidrología, la medicina, la geografía, la cartografía, la arqueología y muchos de los principales campos de la industria. Pese a ser un seguidor de Linneo, redujo sus 24 clases de plantas a solamente 15 en sus clasificaciones. Estudió asimismo la morfología de las flores y se interesó por la agricultura y las costumbres de su natal Valencia y Alicante de lo que hay testimonio en sus Observaciones sobre la historia natural, geografía, agricultura, población y frutos del reino de Valencia (1795-1797). Dirigió el Real Jardín Botánico de Madrid desde 1801, en que sustituyó a Casimiro Gómez Ortega, hasta su muerte en 1804. Entre sus discípulos se cuentan Mariano Lagasca y Segura, que fue su ayudante en el Jardín Botánico, y Simón de Rojas Clemente y Rubio.
En honor del ilustre botánico valenciano una clase sudamericana de duriones por él descrita lleva en nombre de cavanillesia macunda, que dio nombre al famoso pueblo inventado por Gabriel García Márquez, Macondo.
Se conserva un retrato al óleo del famoso botánico en el Museo Nacional de Bogotá (foto 3)

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