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El actual término de Guardamar ha estado poblado desde la prehistoria.
Existen numerosos yacimientos en la comarca del Bajo Segura que atestiguan esta antigua ocupación, ya desde el Neolítico (en concreto, en zonas bajas del monte cercanas al río, entre Rojales y Guardamar).
De este largo periodo destaca la llamada Época Protoibérica durante la cual la población experimenta la influencia fenicia, que irá transformando la vida indígena de la zona, ya que por el comercio se introducen objetos y manufacturas de procedencia griega y fenicia.
De hecho en Guardamar existió una ciudad portuaria fenicia, en el actual paraje de La Fonteta, datada en los siglos VIII y VI antes de Cristo. Era una ciudad fortificada con una potente muralla, y que por su situación geográfica se relacionaba con las rutas de navegación fenicias, y a través de Eivissa, y con los otros enclaves fenicios del mediterráneo peninsular. Este asentamiento fue importante como precedente para el posterior esplendor de la cultura ibera en Guardamar.
Entre los siglos VI y II antes de Cristo aparece en el este penínsular una cultura muy desarrollada, que es la ibérica. En la zona de la desembocadura del Segura se construyen diversos poblamientos, algunos fortificados y de grandes dimensiones. Esto va unido a la desarrollo de la metalurgia del hierro, a la introducción de la escritura, y a la escultura relacionada con un culto religioso muy elaborado, y el florecimiento de una rica cultura material. Existió una población y una necrópolis en el Cabeço Lucero, donde se encontró el busto de la Dama de Guardamar, que sigue el tipo de otras damas ibéricas ya conocidas, aunque con aspectos más arcaicos.
Con la llegada de las tropas del imperio romano se inicia un proceso de romanización cultural de la población (se impone la lengua latina), y de las actividades econòmicas, que se diversifican y especializan de cara a la comercialización que posibilitan los mercados, las vías de comunicación y la navegación romanas. Se abandonan los antiguos asentamientos ibéricos, y aparecen ciudades como la cercana Illici (Elx), y nuevos poblados ligados a actividades económicas en la costa: factorías en las que se explotan los recursos pesqueros, en fábricas de salazones (Moncayo), otros en los que se extrae y comercia con la sal (factoría de las Salinas de La Mata). En los siglos finales de esta época se produjo la cristianización.
Durante la época de dominio castellano, el rey Alfonso X funda la villa de Guardamar en la altura del Castell, dando entidad urbana a la población dispersa de la zona, en una fecha no precisada, seguramente en 1271. El rey la crea como municipio independiente con las mismas leyes de gobierno que Alicante (Fuero de Alicante).
El carácter fronterizo de la zona y la inmediatez del mar exigían la vigilancia contínua y el mantenimiento de murallas y castillo. La población sufrió el asedio de los moros de Granada en 1331, que acabaron incendiando la villa y deportando a la mayoría de sus habitantes.Más tarde Guardamar sufrió especialmente en la guerra entre Aragón y Castilla, llamada Guerra de los dos Pedros. En 1358, Pedro I de Castilla “El Cruel” incendia la villa. Todas estas circunstancias creaban dificultades para mantener una población estable a lo largo del siglo XIV.
Durante los siglos posteriores, aumenta la población gracias a la consolidación de las explotaciones agrarias. El siglo XVIII transcurre como una época de crecimiento gracias al aumento de las zonas cultivadas en el término.Se deseca la amplia zona de marjal que ocupaba la zona norte de la huerta. Este proyecto (las Pías Fundaciones) consistía en la colonización de este paraje a través de la conversión de las zonas pantanosas en tierras de cultivo, y fue dirigido por el obispo de Murcia-Cartagena, el cardenal Belluga.
El suceso más importante del siglo XIX en Guardamar fue el terremoto de 1829, un cataclismo que afectó a muchos pueblos próximos, y que provocó la destrucción de la antigua villa medieval de Guardamar, y algunas muertes. Los temblores de tierra dejaron a más de tres mil personas sin casa en la Vega Baja, y el ingeniero del estado Joaquín Larramendi inspecionó la zona y planificó la construcción de nuevas poblaciones.
El nuevo Guardamar se planificó con un criterio de urbanismo neoclásico (calles rectas y perpendiculares orientadas de norte a sur y tres plazas dispuestas simétricamente) y un diseño de viviendas con una finalidad de prevención de los terremotos (casas bajas con patios amplios). Con grandes dificultades para la población, el nuevo asentamiento fue tomando forma, pero ya no en la altura del Castell sino en la suave pendiente este hacia el mar. El emplazamiento antiguo fue usado como cantera para la construcción de las nuevas viviendas.

2 Comments:

  1. Anónimo said...
    es increible lo que se aprende en este blog... aunque hay muchas cosas interesantes que se van perdiendo en paginas atras (por la propia forma del blog) que me gustaria que no se fueran para abajo...

    bueno gracias por todos los articulos y me guardo la foto de las sierras desde guardamar y la antigua...

    mi novio es de alli, le gustara que se hable de su pueblo
    Juan José said...
    Nuestras fotos son vuestras.
    Y gracias por el comentario tan alagador.
    Ya sabes que podéis participar en el blog cuando queráis, mandando fotos, artículos sobre vuestra tierra o cualquier comentario que se desee hacer.
    Lo publicaremos enseguida.
    Gracias
    juanjose@alicanteblog.es

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