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La sierra de Benicadell se extiende a lo largo de unos veinticinco kilómetros, separando las comarcas de la Vall d’Albaida (Valencia) por el norte, y del Comtat (Alicante) por el sur.
Como dijo Rafael Cebrián en su colección de libros dedicados a las Montañas Alicantinas:
“La majestuosa sierra de Benicadell se yergue con fuerza en el paisaje, coronada por su elegante cresta rocosa reconocible a grandes distancias: sus perfiles, según las distintas vertientes, son facetas de una misma montaña, que es siempre la misma y diferente. La nítida morfología amurallada del largo dorsal orientado hacia el todavía distante mar, separa con sus espadines calizos dos comarcas naturales, dos amplios valles profundamente marcados por la milenaria intervención del hombre, la Vall d’Albaida y la Foia del Comtat, a la vez que sirve a una convencional frontera provincial entre Valencia y Alicante."
Su núcleo principal está adscrito a los términos municipales de Muro de Alcoy, Gaianes, Beniarrés y l’Orxa. Por el este, la sierra de Benicadell finaliza en los barrancos por los que discurre el río Serpis que se dirige por el imponente “Estret de l’Infern” hacia Villalonga y Gandia, en donde desemboca en el Mediterráneo. Por el oeste, la sierra de Benicadell concluye en el Port d’Albaida (620 metros de altitud), por donde pasa desde hace muchos siglos la principal vía de comunicación entre Valencia y Alicante por el interior, o lo que es lo mismo, por Xàtiva, Albaida, Muro de Alcoy, Cocentaina y Alcoy.
La sierra de Agullent (que comienza en el antedicho puerto de Albaida) es una prolongación natural de la sierra de Benicadell, y se extiende unos doce kilómetros hacia el oeste, delimitando también las provincias de Alicante (Muro de Alcoy y Agres) y de Valencia (Albaida, Agullent, Bocairent y Ontinyent), finalizando en el “Pou Clar”, en Ontinyent.
Los incendios forestales han castigado durísimamente a estas abruptas sierras de Benicadell y Agullent, habiendo desaparecido casi totalmente los grandes pinares que se extendían antaño, por ejemplo, por el Port d’Albaida. De todos modos, siempre se ha distinguido con claridad la diferente vegetación de las dos vertientes del Benicadell: la norte siempre ha contado con una flora muy rica, mientras que las laderas meridionales han presentado generalmente un aspecto más árido.
Las laderas de Benicadell estuvieron habitadas ya en tiempos prehistóricos. El yacimiento arqueológico más importante es el de “la Covalta”, situado a 889 metros de altitud, en la vertiente septentrional de la sierra de Benicadell. Se trata de los restos de un poblado ibérico amurallado que ocupaba la cumbre de una colina con abruptos cortados en su cara norte. Fue excavado entre 1906 y 1925 por los arqueólogos del Servicio de Investigación Prehistórica de la Diputación de Valencia, dirigidos por su fundador, Isidro Ballester Tormo, siendo el primer asentamiento ibérico que se estudiaba en España en su totalidad. Las armas, utensilios y adornos hallados durante las excavaciones se exhiben en el Museo de Prehistoria de la Diputación de Valencia.
Bajo la misma cumbre de la Covalta, y en su vertiente norte, se halla una gran cueva alargada (de unos treinta metros de longitud por dos de altura, y que da nombre a la montaña), que ya fue explorada por el gran viajero del siglo XVIII, el botánico Cavanilles.
Benicadell está vinculada también a la figura del Cid, ya que este legendario caballero castellano fortificó un castillo árabe existente en las alturas de esta sierra en el año 1092. El “Cantar del Mio Cid” cita estos bellos parajes con el nombre de “Peña Cadiella”.
En Benicadell existen varias cavas, neveros o “pous de neu”, conocidos como la cava o nevera de Benicadell, la de Dalt, la de Baix, la de Xamarra, la del Corral de Diego y la de la Lloma Solaneta. Benicadell es uno de los lugares preferidos por los montañeros valencianos, además de la cercana Sierra Mariola. El botánico Cavanilles asecendió a Benicadell a finales del siglo XVIII, y escribió en su monumental libro (“Observaciones sobre la Historia Natural, Geografía, Agricultura, Población y Frutos del Reyno de Valencia”) las siguientes frases:
“Para examinar el monte y subir su empinada cumbre escogí el día 8 de Agosto, quando ni había nubes, ni aquellas nieblas que con freqüencia lo rodean, é inutilizan el viage… Para subir con menos riesgo es preciso valerse de los prácticos de Salém, acostumbrados a trepar como cabras por aquellos riscos; mas conviene encargarlos no vayan por atajos, donde hay pasos sumamente difíciles y peligrosos, como experimenté en mi excursión… Dos horas empleé en llegar a los más alto, subiendo casi siempre por repechos y escalones..”.
El itinerario más habitual para ascender a la cumbre del Benicadell parte de Beniatjar (Valencia), un pequeño pueblo situado a 396 metros sobre el nivel del mar, a noventa y cuatro kilómetros de Valencia y a trece de Albaida (en dirección a Gandia). Desde Beniatjar hasta la cumbre del Benicadell (a 1.104 metros de altitud) se ha de salvar un desnivel de más de setecientos metros, tardándose en efectuar el recorrido unas dos horas y media. Un punto clave para efectuar tanto el ascenso como el descenso es la Casa Forestal de Beniatjar, a donde se puede llegar en coche. Para descender, se pueden utilizar otros caminos que conducen hasta las poblaciones de Albaida (a 323 metros de altitud) o de Atzeneta d’Albaida (a 399 metros de altitud).
Además de “la Covalta”, otro paraje que merece la pena ser visitado por el caminante que se aproxime a la sierra de Benicadell es el de la “Font Freda”. Se trata de un lugar sumamente agradable, famoso desde hace siglos por las aguas que brotan del manantial allí existente, a 700 metros de altitud, y por las vistas panorámicas que desde allí se dominan.
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