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Esta imponente roca calcárea de 332 metros de altura y un kilómetro e longitud constituye un parque natural de considerable riqueza vegetal y faunística, así como habitual punto de encuentro de turistas, botánicos y escaladores.Los fenicios lo llamaron Roca del Norte para diferenciarlo del peñón del Sur, el de Gibraltar. Eran los dos promontorios más notables con los que se topaban en sus expediciones comerciales por las costas del Mediterráneo. Los árabes, por esta razón, lo bautizaron como Ifach, que significa Norte. Gracias a su monumentalidad, tiene todos los elementos necesarios para ser el gran símbolo natural del paisaje de la Costa Blanca. Y en especial desde que se declaró Parque Natural en 1987. "Mirado de cierta distancia se parece a un navío unido a la tierra por su popa". En estos términos se expresaba un viajero ilustre, el naturalista Cavanilles, que a finales del siglo XVIII, por encargo real, recorrió las tierras valencianas para describir sus recursos naturales, humanos y económicos. Con la anida de su expedición realizó excavaciones en la costa más próxima, donde se encuentran los Baños de la Reina, y concluyó, ante los numerosos vestigios romanos encontrados, que «todo anuncia que en los siglos floridos del Imperio romano hubo allí casas de campo deliciosas».
En este tramo litoral, los romanos crearon una colonia dedicada a la elaboración y comercio de salazones y pescado. Siglos después, los árabes transformarían el lugar en un espacio placentero para tomar baños de agua salada mediante la construcción de un complejo sistema de piscinas artificiales. El Peñón pertenece a una formación rocosa que unía, la Península ibérica con las Baleares durante el remoto tiempo del Mioceno. Posteriormente quedó separado por el relleno natural de las aguas del Mediterráneo. La calidad geológica y paisajística de Ifach recuerda algunos parajes de la sierra mallorquina. Comparte la singularidad de poseer especies vegetales, que también se pueden encontrar en Ibiza o en el macizo relativamente cercano del Montgó. Desde este punto de vista, el Peñón (se le llama en valenciano «el penyal») sería una cota avanzada de la gran muralla natural de la sierra Bernia, que separa las comarcas de La Marina Alta y La Marina Baixa.
Pero Ifach no sólo es espectacular visto desde la costa, sino que también el propio Peñón es una auténtica atalaya, un balcón privilegiado para contemplar la costa alicantina desde una altitud de 332 metros, rodeado por las aguas azuladas y los intensos reflejos del sol. Una media diaria de 500 personas suelen visitar este Parque Natural en verano. Los días nublados, en los que no apetece tomar el baño, la cifra de visitantes se dispara. Es el más pequeño de la red de parques que gestiona la Consejería de Medio Ambiente.Algunos turistas optan por acercarse desde el centro de información al depósito del agua, antes de cruzar el túnel, para contemplar las primeras panorámicas. Los más decididos emplean una hora en subir por la senda marcada hasta la cota más alta, observando las diferentes especies vegetales que pueblan las rocas (más de 300 variedades) y las evoluciones en el aire de las numerosas golondrinas que anidan en sus recovecos. La subida no ofrece especial dificultad y, en cualquier caso, la belleza de las vistas compensa el cansancio. Desde el cabo Huertas, en Alicante, hasta el promontorio del Parque Natural del Montgó, en Denia, sin olvidar en los días claros las montañas de Ibiza, éstos son los límites de la visión que en un giro de 360 grados tiene el visitante. A sus pies, el puerto, las urbanizaciones y las salinas de El Saladar donde los flamencos aprovechan para anidar y alimentarse. En la visita organizada del parque existe asimismo una tercera ruta, que circula junto al mar desde el puerto hasta la antigua cantera, que funcionó durante bastante tiempo, y da la vuelta al Peñón.
La declaración de Ifach como Parque Natural ha permitido que este espacio privilegiado pasara de manos privadas (tuvo varios propietarios durante el último siglo) a uso público. En 1918, los propietarios excavaron un túnel para hacer más fácil el camino de ascensión. Una puerta de madera a la entrada del túnel, como si se tratara del acceso a un castillo, marcaba los límites de la propiedad. Su carga simbólica de isla verde rodeada por un denso paisaje de urbanizaciones y construcciones turísticas se acrecentó cuando fue dinamitado un hotel inacabado que quedaba dentro de los límites del parque. A la entrada, dos edificios adaptados a la estructura del terreno atienden en la actualidad al visitante, uno como centro de información y otro para los especialistas que disponen de un laboratorio donde es posible llevar a cabo investigaciones de botánica y otras ciencias ambientales.
info: HOLA
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