En todas las culturas se encuentran los denominados "lugares altos" que son los que los pueblos buscan para conectarse con el más allá, lo sobrenatural y lo trascendente. De todos es conocido que la soledad que el hombre ha sentido siempre, y que ha estado marcada por la enfermedad y el trabajo, le ha obligado a una permanente comunicación con "lo más alto" para buscar ayuda o respuestas a sus preguntas. Una característica común a los pueblos de todos los tiempos es la de tener lugares que los identifican, como el Olimpo para los griegos o el Canigó, para los catalanes. Alicante, no tenía, sin embargo, un lugar alto, que lo conectara con el más allá. Allá por el siglo XV quería ser una ciudad, pero carecía de elementos para conseguirlo: no tenía signos de identidad que la identificara como tal, ni tampoco signos religiosos especiales, ni santos importantes, ni monasterios, ni un solo convento importante, ningún milagro que relatar. Sin embargo, una circunstancia favorecería sus pretensiones: el problema de la sequía. Hay un lugar en Alicante característico de ese problema, como es la Huerta, regada por el Río Monnegre y víctima de sequías e inundaciones alternativas que había que controlar de alguna manera. De ahí se deriva la tradición: el lienzo sacado en rogativa y, por el sitio alto, Santa Faz. Y se obtiene el milagro: la imagen impresa en el lienzo llora, y cae la lluvia, y esta esperanza popular en el poder de su Reliquia hace convertirse a la Santa Faz en la patente de la salud de los alicantinos. Y el Relicario se pone en las puertas de Alicante, en las patentes de sanidad de la ciudad, y se saca en procesión cuando hay calamidades, en los grandes acontecimientos, fueran felices o lúgubres. Y así empieza la gente a hacer sus promesas. Pero como la Santa Faz vive afuera, en un lugar algo alto, aparece el concepto de peregrinación, de romería. Y se suceden acontecimientos en la ciudad, como el incendio de la Fábrica de tabacos: de 25.000 personas que tenía Alicante, 5.000 trabajaban en ella, y el resto, eran marchantes. Pudo haber desaparecido la ciudad con la muerte de todas las mujeres, pero se encomendó la tragedia a la Santa Faz y pudo conjurarse la amenaza; por ello, en el interior de la factoría hay un hermoso recuerdo a la intercesión de la Reliquia.
El bon alacanti:
foguerer, herculà i de Santa Faç Peregri.
jejeje
Alicantino, borracho y fino, foguerer, herculano, y EN SANTA FAZ PEREGRINO!!!!
Palentino borracho y fino.
Saludos!