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El caso de Apofis ha aumentado el interés de la comunidad científica y del público en general sobre los peligros de impacto, y todos quieren saber qué es lo que se está haciendo al respecto.
En un acontecimiento que sucede en promedio una vez cada 1300 años. El 13 de abril de 2029, el asteroide 99942 Apofis pasará muy cerca de nuestro planeta (a apenas unos 25 000 kilómetros de distancia, menos que muchos satélites geosincrónicos artificiales) y será visible a simple vista en Europa, Asia y América del Norte.
Descubierto en junio de 2004, provocó la alarma de los investigadores, puesto que se estimó que existía una posibilidad de 1/40 de que chocara con la Tierra en 2029. Si bien los cálculos posteriores demostraron que esa posibilidad era casi inexistente, no se podía descartar un impacto hacia 2036 o incluso en pasajes posteriores (que se sucederán cada siete años, aproximadamente), debido principalmente a que su cercano pasaje de 2029, a través de un así llamado “ojo de cerradura”, distorsionará seguramente no solo su trayectoria sino su misma morfología.
No es extraño entonces que haya recibido su nombre oficial por la denominación griega del dios-serpiente egipcio Apep, señor del caos, de la oscuridad y de la destrucción.
Russell Schweickart fundó en el 2002 la Fundación sin fines de lucro conocida como B612 (llamada así por el asteroide de “El Principito” de Saint-Exupèry). Desde el principio ha estado realizando campañas para impulsar el perfeccionamiento de nuestras capacidades para desviar asteroides que puedan impactar sobre la Tierra. Su idea básica es utilizar un motor cohete magnetoplasmático de impulso variable específico para “empujar” ligeramente al asteroide y desviarlo de su trayectoria. Esto implica conocer con suficiente antelación (varios años) el riesgo de impacto.
Este asteroide ha demostrado ser justo lo que B612 necesitaba para comenzar a actuar fuertemente. En una carta enviada al Administrador de la NASA Michael Griffin, Schweikart llamó la atención sobre el dilema Apofis. Urgió a que un “transponder” (equipo de radio trasmisor-receptor), similar al utilizado en las aeronaves comerciales, se colocara sobre el asteroide para que los científicos pudieran determinar si el mismo pasará efectivamente por el “ojo de la cerradura”.
Además, solicitó que la NASA estimara rápidamente el tiempo requerido para dos misiones: la de colocar el equipo de radio, y otra subsiguiente si fuera necesario desviar la trayectoria del objeto.
¿Pero por qué el apuro?
El desvío de Apofis, si fuera necesario, deberá tener lugar antes del pasaje cercano de 2029. Antes de esa fecha un simple toquecito, por ejemplo el disparo de un objeto pesado sobre el asteroide, podría cambiar el curso lo suficiente como para evitar su paso por el crucial pero pequeño “ojo de cerradura”. Después de 2029, y si Apofis hubiera pasado por el “ojo”, estaríamos en problemas. David Morrison, un científico del Centro Ames de Investigación de la NASA, responsable del Programa de Peligro de Impacto de Asteroides y Cometas, explicó que después de 2029 sería necesario un desvío lo suficientemente poderoso como para evitar no simplemente un diminuto “ojo de cerradura” sino un blanco mucho más grande: la propia Tierra. Y un desvío de ese tipo está muy lejos de las posibilidades de la tecnología presente en el caso de un asteroide de este tamaño.
Dada esta fecha límite, parecería haber suficiente tiempo para la acción. Pero Schweikart, quien admite no ser experto en planeamiento de misiones, especula que una misión para colocar el "transponder", desde el inicio hasta su implementación, podría tomar entre siete y ocho años. Y que si fuera necesario un intento de desvío, el mismo llevaría hasta 15 años para lograr su implementación. Es un tiempo demasiado justo para el gusto de Schweikart, quien opina que la NASA tendría que calcular rápidamente algunos tiempos realistas de misión. “Podría suceder”, dice, “que tengamos que comenzar a planear estas misiones ya mismo”.
El asteroide se acercará dos veces (en 2013 y en 2021) antes del pasaje crítico por el “ojo de la cerradura” de 2029.
Por suerte, la Agencia Espacial Europea ha elegido el Proyecto Don Quijote (español, ¡con 2 cojones!) para protegernos de este hipotético futuro.
'Don Quijote' es una misión de encuentro con el "enemigo" y sus naves "Hidalgo" y "Sancho" tienen el objetivo de desviar la trayectoria de los asteroides para evitar que colisionen con la Tierra.
La idea consiste en colisionar a 'Hidalgo' contra el asteroide, mientras su escudero 'Sancho' se mantiene "a una prudente distancia" y observa qué ocurre antes, durante y después del impacto. Para el éxito del proyecto es vital que el punto de impacto sea calculado con precisión, ya que si el nuevo impulso no se aplica en línea con el centro de gravedad del asteroide y lo más perpendicular posible a la trayectoria, quizá sólo se logre un movimiento de giro a la roca, sin apartarla de su inicial rumbo.
Aunque es muy dificil que ningun asteroide mayor de 10 metros colisione con la Tierra, es muyimportante estar preparado. Una piedra de 100 metros de diámetro provocaría un efecto similar al de la mayor explosión nuclear registrada en la Tierra; uno de 1 kilómetro haríaq ue desapareciese un continente; y uno de 10 kilómetros sería igual al que provocó la desaparición de los dinosaurios.
Categorías: Alicante, NOTICIAS BREVES
1 Comment:
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- Anónimo said...
jueves, marzo 12, 2009 12:09:00 a. m.Que nadie se piense que la llegada del fin del mundo va a ser instantánea, durará un par de años antes del Apocalipsis Final, nos dejarán que nos matemos unos a otros, así ni siquiera tendrán que gastarse su podrido dinero en armas.
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