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Lo de "fenicias" hay que atribuirlo a un rumor popular, pues científicamente se dan por tumbas prehístoricas y, a juzgar por los hallazgos encontrados a su alrededor, se identifican en una civilización íbero-romana que vivía en este valle.
Se trata de una necrópolis, que por haber sido saqueada por gente inexperta y furtivos de tesoros antiguos, además de arrebatar su contenido, en buena medida velaron los secretos de su origen.
Las sepulturas, aparecen a primera vista diseminadas por la meseta, sin al parecer guardar orden. La forma, generalmente, es la de una caja mortuoria mas ancha por un extremo que por el otro, obedeciendo, sin duda, a la forma del cuerpo. Sus medidas varian, habiendo para cuerpos menores y mayores, oscilando entre 1'50, 1'70 y 1'78.
Son 41; pero según los planos de 1978 resultaron 57. Las remociones practicadas en algunas sepulturas, solo dieron restos esqueléticos sin ningún cráneo, pero en una segunda visita y con mas detenimiento, se recogió un borde de tegula romana con algunos tiestos de cerámica ibérica de avanzada edad, y un anillo de cobre o bronce con signos confusos, datos que, aunque escasos y pobres, recuerdan una civilización ibero romana, que ocupaba el valle al abandonar las alturas de las montañas.
La vivienda de estos moradores nunca se ha podido descubrir; a pesar que los antropólogos opinan que no pudo estar muy alejada.
Es una verdadera lastima que estas tumbas, desde un principio de haberlas descubierto, no hubieran caído en manos expertas en plan de conservación y divulgación.
Su contenido ahora nos daría a conocer buena parte de la antigüedad de nuestra historia.
Pero como bien se dice: Al campo no se le pueden poner puertas.
Categorías: Alicante, HISTORIA DE ALICANTE
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