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Iniciamos la historia de nuestra provincia hablando, como es lógico, de la composición primitiva de nuestras montañas. En la evolución y emplazamiento de Alicante han influido elementos tan diversos como su litoral (próximo artículo), sus temperaturas, sus disponibilidades hídricas y sus SUELOS.
La naturaleza de nuestros materiales rocosos es, junto con sus estructuras, unos factores determinantes en el modelado de la provincia.
Para colmo, nuestra geología es compleja.
Los materiales más antiguos encontrados corresponden al Cretácico. Se caracterizan por las areniscas rojas y las arcillas con yeso. Un ejemplo claro es el Montnegre (foto 1), con su paisaje abarrancado de variopintos colores. Otros ejemplos de esta época sona la Sierra de las Águilas, las lomas de la Serreta (calizas oscuras y amarillentas) y el sector meridional de Rabasa y el Palomaret (arcillas y margas con yeso).
Los materiales de Jurásico son más reducidos, aunque su mayor exponente es la Sierra de Fontcalent (foto 2).
El Paleógeno está profusamente representado. Los afloramientos más destacados constituyen una serie de elevaciones plegadas como son la Sierra de Bonalba, Busot, Ballestera y Gigi.
Los materiales del Mioceno descansan en su mayor parte en el fondo de los valles, repartidos de una manera anárquica y variada. Comprenden desde la Sierra de San Julián y el Cabo de las Huertas.
Por último, los materiales más modernos encontrados corresponden a la Era Cuaternaria y forman rellenos importantes en el valle de Agost, San Vicente y la Huerta de Alicante. Su litología es a base de limos, conglomerados y grava; los cuales tienen su origen en la desintegración de las rocas. Son muy frecuentes en el CabeÇo D´Or (foto 3) y en los cauces de las ramblas y los barrancos.

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